¿Examen?

Finalmente nos encotramos al final del curso, y sorprende que en un curso de Innovación, al final hablemos de una herrramienta tradicional como es el examen... sin embargo, no me parece algo extraño. Es lógico que innovemos y que busquemos nuevas formas de hacer y de proceder, pero ¿es necesario olvidar lo que sabemos? La respuesta es clara: no. Muchas veces caemos en el "esnobismo" y pensamos que lo único bueno es lo nuevo... cuando lo "antiguo" ha estado funcionando mucho tiempo. Por lo que partir la reflexión final sobre una herramienta "tradicional" me parece todo un acierto.

Hablamos del examen como algo tradicional... sin embargo, durante la historia (y podemos pensar en nuestra propia historia como estudiantes), hemos tenido muchos tipos de examenes distintos orientados a evaluar y calificar diferentes destrezas. Estamos de acuerdo que el examen es una prueba objetiva que sirve para hacer una evaluación fiable en la que medimos el estado del alumno en un momento concreto de su desarrollo formativo. Sin embargo durante este curso hemos estado hablando de diferentes tipos de alumnos, orientar nuestra acción formativa y diversificarla de forma que seamos capaces de proponer acciones concretas para cada tipo de estudiante. Por esto, acabar haciendo el mismo examen a todos los alumnos... ¿Es el mejor método para evaluar atendiendo a la diversidad? ¿Exámenes distintos? Entonces no estaremos baremando del mismo modo objetivo a todos nuestros alumnos.

Lo más complicado en este momento supone el plantear un buen examen, una buena prueba de evaluación, y esto depende de la destreza del profesor. Quizá la clave sea plantear un examen diverso en el que todos los tipos de alumnos que hayan realizado una aprovechamiento significativo sean capaces de llegar a la suficiencia del mismo.

Evaluar examen a examen, nos permite ir marcando instantaneas de los distintos momentos de la etapa formativa, registrar la evolución del alumno. Ya que el examen nos proporciona una visión instantanea del proceso de evaluación.

Por otro lado, como todos los métodos de evaluación, tienes sus aspectos más negativos. Mi experiencia me dice que hay algunos alumnos que aprenden a ser evaluados, y es lo que preparan. De esto hablé en una de las entradas anteriores y en el podcast del primer módulo: aprender a hacer exámenes. En muchas ocasiones incluso es a lo que nos preparan, el proceso formativo se orienta de forma propedéutica a la superación de una prueba de evaluación. Nos olvidamos que la evaluación es parte de ese proceso de aprendizaje y lo marcamos como un fin, y ahí caemos en un error... sin embargo, evaluando únicamente mediante examenes es muy sencillo caer en esto.

Como conclusión a esta entrada y a todo el curso, creo que es un error evaluar únicamente utilizando un método de evaluación. Hemos hablado de distintos tipos de aprendizajes (David Kolb), de diversidad de alumnos y de distintos tipos de actividades, luego no podemos concluir en una única forma de evaluar... Marcar un itinerario de evaluación rico en distintas herramientas de evaluación supone un trabajo que nos ofrecerá una recompensa en el aprendizaje de los alumnos (no olvidemos que la evaluación es parte de este aprendizaje). De esta forma podremos atender a las premisas que nos hemos ido reflexionando a lo largo de todo este curso.

Agradecer a los tutores la implicación en el curso y espero que a pesar de las dificultades por temas de horario y de poder compaginar con la actividad docente, que este curso pueda servir para ayudar a la evolución en el aprendizaje de muchos alumnos.

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